Rafael Alberti

Texto de presentación del catálogo de la Galería Epona

París, 1963

Amigas y amigos:

29 años hoy -¡30 el que viene!- de la guerra de España. 20 años, ahora, de la victoria de las banderas de la paz sobre las de la guerra; 20 años, ahora, de la derrota del fascismo internacional; sí, 20 años de haber dejado detrás la pesadilla que la humanidad sufrió con la garganta apretada de rabia. Este año, todas las naciones han celebrado la liberación del mundo. Pero yo me atrevo a preguntar precisamente aquí, en medio de esta triste y dura imagen que Agustín Ibarrola nos ofrece de nuestra patria: Pueblos libres, ¿y España? Oíd sólo esta estrofa de ese poema mío de hace 20 años:

Llegó la paz y todos los caminos
son de regreso para el hombre. Canta
la semilla en los surcos matutinos,
el sol, de los escombros se levanta.
Paz a la mar, los cielos y la tierra.
Y al español, destierro, cárcel, guerra.

Pueblos libres, ¿y España? ¿Por qué hemos quedado sólo nosotros, españoles, como una mancha oscura en el corazón de Europa? No conozco la respuesta. Una magnífica juventud, que ha nacido allí, lucha, trabaja, se inquieta y padece persecución y cárcel. Y los nombres de nuestros muertos, de nuestros fusilados, de nuestros torturados y encarcelados se suceden: ayer fueron Diéguez, Larrañaga, Gayoso, Levane; recientemente Grimau, y entre los muchos anónimos que penan y sufren con los demás que van desde los 4 a los 20 años, los nombres de Ormazábal, López, Rodríguez, Pericás y el de este joven y tenaz pintor vasco, Agustín Ibarrola, que aquí, desde estas paredes, valientemente grita, patea, ataca, acusa… ¿Y que otra cosa queda, puede quedar hoy en España, para un pintor encarcelado, para unas manos, un lápiz o un pincel con las muñecas esposadas? Agustín Ibarrola expresa, de modo extraordinario, desde la prisión de Burgos, lo que su sangre de hombre y pintor español le ordena. Denuncias. Denuncias. Denuncias. Extiende al aire, sobre todo, estas sedas pintadas, estas banderas delatoras, este grito feroz que hoy conmueve y alerta los corazones de los hombres libres. Y la misma pregunta que hace ya 20 años los españoles lanzamos al mundo, se escucha hoy aquí y escuchará en todos los ámbitos en donde se levante su obra: Pueblos libres, ¿y España?

Yo saludo ahora, emocionado hasta las raíces, a Maria Luz, la compañera de Agustín Ibarrola, deseándole se reúna pronto con él; deseando la libertad de todos los que penan como él; la libertad de todos aquellos que más penan por las penas de todos: España.

Mas para conseguir esa libertad que tanto deseamos, hagamos nuestra la canción que parece subir de estos dibujos, de estas imágenes desveladas de Agustín Ibarrola:

¡Arded sin descanso, arded!
La libertad no la tiene
los que no tiene su sed.