Armonía de formas, figuras y colores. Nadie queda indiferente ante la visión de de la Memoria impregnados de la filosofía artística de su autor, Agustín Ibarrola. Desde que transformó en arte los 66 bloques de hormigón de 60 toneladas cada uno en el puerto de Llanes, en la retina de multitud de visitantes queda instalada este gran tapiz, un museo al aire libre.

Memoria del Arte, del Territorio y del Artista. Un nuevo triángulo conceptual creado por Ibarrola y dotado de una dimensión desconocida hasta que tuvo una inspiración que cobró vida en de la Memoria.

Totalmente imbuido de sus claves humanas y artesanales, Ibarrola fundió en Llanes elementos esenciales de su propia obra con el pasado histórico-cultural de esta villa asturiana.

Agustín Ibarrola creó de la Memoria pintando una a una las grandes piedras que componen la escollera de LLanes. Empleando un lenguaje plástico no figurativo, logró unir las piezas en armonía rompiendo las aristas y trazando nuevos juegos de formas al unir por medio de colores, creando nuevos volúmenes.

Por su dimensión artística, estos cubos gigantes y armoniosamente pintados superaron incluso las expectativas de Ibarrola al convertirse en una de las mejores manifestaciones de arte público y paisajístico del mundo.

Además, transformaron un elemento que podía resultar agresivo en una obra de arte que expresa los códigos sobre los que se asienta la filosofía artística de su creador.

Visitantes recurrentes

Desde que se inaugurara la obra a finales del año 2001 en los bloques de hormigón que componen la escollera del puerto, de la Memoria han convocado ya una multitud de visitantes, que se van sorprendidos, nunca indiferentes, ante la carga cromática, apasionada, y el nuevo horizonte de color situado en el mar. Y siempre regresan atraídos por la singularidad del conjunto artístico.

No es para menos, pues el arte de Agustín Ibarrola ha transformado la existencia gris de de hormigón del puerto llanisco en sólidas muestras de la vida presente y pasada de la cultura popular , incluyendo su naturaleza y los signos más ancestrales de una larga vida como pueblo.

En noviembre de 2003 concluyó la segunda fase de este enorme tapiz tridimensional, que fue realizada sobre 66 cubos de 60 toneladas cada uno, situados en el dique norte del puerto y visible desde el mar y desde un paseo habilitado en lo alto del espigón principal.

Puede apreciarse como con esta segunda tanda de pinturas el patrimonio de la memoria del arte se extiende a figuras geométricas y abstractas, desapareciendo los elementos figurativos, como si la obra pretendiera alcanzar esa dimensión de vanguardia que ella ofrece en sí misma.

Representación de la representación

Las formas de la memoria, las que sintetizan los contenidos con esbozos y colores, aumenta la significación de la obra en su conjunto.

Los colores ya hacen su parte y el impacto internacional de la obra ha alcanzado cotas espectaculares. Muchos han sido ya los representantes culturales de otros estados que se han interesado por ella.

de la Memoria alcanzan así el objetivo para el que fueron creados, ser un centro de convocatoria, un punto de atención del arte europeo contemporáneo.

La visión del autor

«Pienso que el problema del espacio es inseparable del modo en que el hombre vive su relación con el entorno, y de la manera en que da sentido estético a su experiencia», resaltó el autor mientras realizaba la obra.

«Muchos artistas piensan que la naturaleza se ha construido a sí misma a través de millones de años, y que en eso consiste su belleza. Yo pienso lo contrario, que el paisaje ha sido construido por el hombre desde que éste existe; el paisaje que vemos todos los días tiene la geometría que el hombre le ha venido dando a lo largo de toda la historia».

Son las palabras de Ibarrola, que del mismo modo que su obra, generan expectación por el compromiso que rezuman.

Esencia de de la Memoria

Este potente mural, como conjunto polifacético, refleja unos contenidos en tres dimensiones que provocan tres posibles lecturas:

La memoria del Arte, plasmada en los registros prehistóricos instalados en medio de una obra vanguardista que los integra y hace suyos.

La memoria del artista, reflejada en el acabado general de la misma obra, como síntesis de una trayectoria artística preocupada por las formas y el color.

La memoria del territorio se refiere a la memoria cultural y paisajística que se ha citado. La rural y la urbana, la aventura de hacer las américas, el mar mismo, sus gaviotas, la población marinera, la montaña…

“Las rutas de la memoria” es el nombre que el Ayuntamiento llanisco le ha dado a una guía cultural ilustrada, destinada a divulgar aún más el mural cubista de Ibarrola. Se explica así a través del territorio, la influencia del paisaje, la historia, la cultura, los usos y costumbres, las creencias religiosas y mitológicas…

Para ver este museo al natural puede hacerse desde el mirador ubicado en el antiguo tendedero de redes, junto al Faro, así como desde otros puntos progresivamente más alejados: Puertu Chicu, Punta de Toró, Ballota…, todos ellos actualmente unidos por una senda costera.