Como Thomas Mann, Agustín Ibarrola atesora su propia Montaña Mágica en Alemania. Se encuentra en la colina de carbón Prosper Haniel. La intervención del artista vasco tiene el mérito añadido de que ha sido usada como escenario por otro alemán, el director Win Wenders, para un documental candidato a un Óscar en 2012.

La magia de la obra de Agustín Ibarrola ha seducido a grandes artistas de todo el mundo, que reconociendo el gran valor de su ingente obra, se inspiran y valen de sus intervenciones en la naturaleza para dar vida o enriquecer sus creaciones.

Es el caso del cineasta Win Wenders, nominado a un Óscar por un vídeo grabado con la firma de Ibarrola.

El laureado guionista, productor, actor y director de cine alemán grabó el documental ‘Cena do filme Pina’ usando como escenario las traviesas pintadas por Agustín Ibarrola en lo alto de la colina de carbón Prosper Haniel, mirador privilegiado de una zona industrial.

El encanto del arte de Ibarrola supera fronteras

Gérard Mortier, director del Festival de Salzburgo y responsable artístico de un programa de reconversión cultural de la cuenca del Ruhr (Alemania) hasta finales de 2005 sucumbió al talento creativo de Ibarrola y le pidió un proyecto para colocar una de las obras en las que utiliza traviesas de ferrocarril en lo alto de la colina de carbón Prosper Haniel, que se extiende a lo largo de 60 kilómetros entre Duisburg y Dortmund.

En la colina, situada a pocos kilómetros de poblaciones como Essen y Gelsenkirchen, ya no se extrae carbón, pues el que queda se encuentra a 1.000 metros de profundidad.

El encargo se enmarcaba en un plan de propuestas plásticas simbólicas a lo largo de la cuenca industrial, que también contemplaba un monolito de Richard Serra en acero corten y una instalación de Bill Viola en el gasómetro de Oberhausen.

Mortier, que conoce el bosque pintado por Ibarrola en Oma (Vizcaya) y el espacio escultórico de Allariz (Orense), pensó en la complementariedad de los paisajes del Ruhr con los materiales y temas que suele utilizar el artista, y especialmente en el carácter totémico-industrial de las traviesas.

Y es que las intervenciones en la naturaleza de Ibarrola generan un espacio mágico de múltiples interpretaciones estéticas y conceptuales.