Fiel a su compromiso con sus coetáneos, durante el régimen de Franco, Agustín Ibarrola entendió que a pesar de su innegable enfoque social, el Arte Abstracto no iba a ser capaz de obtener resultados verdaderos; en su lugar, atrapó el poder de la corriente figurativa como el adalid de la Democracia.

Junto a un buen número de críticos y artistas militantes, el pintor y escultor vasco se sumó a la idea de que la figuración, dadas las circunstancias político -económicas por las que estaba atravesando España, era el dispositivo más eficaz para luchar de una forma pacífica.

De esta forma, partir de 1960, gracias a la adhesión a línea realista emocional en su vertiente figurativa de artistas abstractos como Antonio Saura, José Duarte y el propio Agustín Ibarrola, el Arte Figurativo fue ganando protagonismo dentro de la oposición al régimen franquista.

Arte Figurativo, revolución pictórica

Corría la década de los sesenta y la pintura figurativa desató la revolución pictórica mientras gozaba, cada vez, de más vigencia e influencia en la opinión pública.

Alentaba a los trabajadores plásticos a optar por la intervención, es decir, por la construcción, que no documentación, de la realidad a través de la abstracción geométrica.

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Agustín Ibarrola respondió al compromiso que pedía el manifiesto de Alfonso Sastre escrito en 1957 incitando a los artistas e intelectuales a hacer un trabajo de agitación y concienciación política a través de instrumentos propios desarrollando el Arte Figurativo. Pero no devaluó su pintura en virtud de un compromiso político; no se permitió bajar el listón de su experiencia plástica. Sastre pedía un arte de urgencia, aunque no tuviera calidad, ni gran categoría estética.

Como el propio Ibarrola ha señalado “el arte es ya en sí una herramienta política y lo que había que hacer era dotarla de un contenido profundo, ser conscientes de que el arte es siempre la traducción de pensamientos, ideologías, vivencias individuales, colectivas, que se asienta en las constantes de cada pueblo concreto en la historia de cada pueblo”.

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En el campo de la concreción plástica, para el autor, lo figurativo y lo lineal son como dos órdenes que se hacen la guerra, pero que a la vez se enriquecen, no se fundan el uno sobre el otro sino que se confunden en su cohabitación en la superficie del lienzo: “lo determinado se reencuentra en lo indeterminado. En su combate, la fuerza interior, sensible del ser humano (alienado en su trabajo) y de los peces (atrapados en la red), se encuentra, no se somete, a la fuerza exterior de las leyes históricas, de lo técnico y de lo geométrico”, explica.

Todos su trabajos definidos como figurativos aparecen rodeados o dentro en ese encestado de líneas y de superficies, de ritmos superpuestos de entrada y de salida, de negros sobre blancos o verdes, como abstractos juegos ópticos.

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Pero ésta es solo una introducción del trabajo figurativo del artista. En este blog, su blog, seguiremos profundizando en su experiencia figurativa, que marcó un nuevo hito en el campo del Arte. Mientras tanto, seguimos trabajando en casa.